El valor reside en el conocimiento.
Siempre he defendido que un primer paso y fundamental para confeccionar una adecuada plantilla en un hotel es un adecuado proceso de selección. Definir el puesto, sus funciones, los requisitos que se buscan en el candidato... ayudan a acertar en la elección final. Esto ahora no es así, muy al contrario se va a salto de mata, improvisando, y con el déficit de trabajadores en el sector más.
Sin embargo, considero que esta "técnica" de improvisar, de reducir costos en el proceso de selección es un error. En primer lugar porque no asegura la elección del candidato idoneo, en segundo lugar porque lo que ahorra el hotel en costes de selección lo gasta en costes de formación o "rodaje" previo del nuevo trabajador y tercero porque no asegura que el candidato aporte conocimiento a la organización.
Hoy en día, si se pregunta a cualquier empresario, dirá que está a favor de que sus empleados aporten valor a la empresa, que el saber de sus trabajadores es un activo fundamental de la organización. Lo dirá, pero no lo demostrará.
La importancia del conocimiento es hoy en día tal que hasta en los procesos de selección se ha comenzado a dar menos importancia a los títulos y más al saber. No importa cómo se obtuvo el conocimiento, lo esencial es poseerlo. La tradicional "titulitis" que parecen padecer todas las empresas está dejando paso a procesos más lógicos y realistas en los que el candidato no ha de fundamentar la defensa de sí mismo en los títulos que tiene, sino en las aptitudes y conociminetos que supuestamente ha adquirido con estos y con su experiencia laboral y, por qué no, con sus lecturas y estudios privados.
Sistemas de evaluación como In-Tray están permitiendo a las empresas adecuar todo lo posible las exigencias del puesto al candidato.
El conocimiento de una empresa es el agregado del conocimiento de todos sus miembros, dirigidos e incentivados por una dirección que ha de comprender que no está ahí para ordenar, sino para dirigir.
Sin embargo, considero que esta "técnica" de improvisar, de reducir costos en el proceso de selección es un error. En primer lugar porque no asegura la elección del candidato idoneo, en segundo lugar porque lo que ahorra el hotel en costes de selección lo gasta en costes de formación o "rodaje" previo del nuevo trabajador y tercero porque no asegura que el candidato aporte conocimiento a la organización.
Hoy en día, si se pregunta a cualquier empresario, dirá que está a favor de que sus empleados aporten valor a la empresa, que el saber de sus trabajadores es un activo fundamental de la organización. Lo dirá, pero no lo demostrará.
La importancia del conocimiento es hoy en día tal que hasta en los procesos de selección se ha comenzado a dar menos importancia a los títulos y más al saber. No importa cómo se obtuvo el conocimiento, lo esencial es poseerlo. La tradicional "titulitis" que parecen padecer todas las empresas está dejando paso a procesos más lógicos y realistas en los que el candidato no ha de fundamentar la defensa de sí mismo en los títulos que tiene, sino en las aptitudes y conociminetos que supuestamente ha adquirido con estos y con su experiencia laboral y, por qué no, con sus lecturas y estudios privados.
Sistemas de evaluación como In-Tray están permitiendo a las empresas adecuar todo lo posible las exigencias del puesto al candidato.
El conocimiento de una empresa es el agregado del conocimiento de todos sus miembros, dirigidos e incentivados por una dirección que ha de comprender que no está ahí para ordenar, sino para dirigir.
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