Creatividad laboral.
Estamos acostumbrados a las normas, a las reglas y a los procedimientos. La verdad es que nos encanta que nos digan qué tenemos que hacer, y a los jefes les encanta decirlo. Nos quejamos de la monotonía de nuestro trabajo para luego refugiarnos en ella y desearla cuando algo se sale de lo habitual. En el fondo nos gusta no tener que pensar.
Lo malo es que eso no es bueno para un hotel... ni para nosotros, seamos trabajadores o directivos. No es bueno para nadie.
Hay dos conceptos que producen escalofríos al personal y dirección de un hotel: innovación y creatividad. Ambos son conceptos que remiten a ideas como "inestabilidad", "cambio" o "crisis", todas ellas consideradas ideas malditas dentro de una organización estable como es un hotel. Pero de hecho un hotel no es una organización estable, sino todo lo contrario. Como no lo es la industria turística en general.
Innovación y creatividad forman parte de los sistemas de gestión de un hotel aunque nosotros no lo queramos. Comprender el permanente estado de cambio e inestabilidad de la organización favorece una gestión más acorde con su naturaleza.
El término "innovación" está más identificado con la organización en su conjunto, con la gestión global de la empresa. Ahora nos interesa sobre todo hablar de la creatividad.
Como ya he dicho, la creatividad es un término infravalorado en la empresa turística. Ha habido dos máximas que han maniatado la evolución de la gestión hotelera: "El cliente siempre tiene razón" y "Al cliente no le gustan las sorpresas". La primera es directamente falsa mientras que la segunda es una verdad relativa.
Al cliente no le gustan las sorpresas según y cómo. Está claro que no le gusta que le sorprendan cada día con un cambio horario de la entrada al comedor, pero seguro que no le importa que le sorprendan con una mejora en el servicio que ayer no había.
La creatividad es aquella actitud con la que el trabajador enfoca su tarea de modo que le permite buscar y proponer mejoras constantes en su trabajo. Es la búsqueda de lo nuevo, de la evolución. Tener una plantilla creativa supone vivir un brainstorming permanente, con un aluvión de ideas tal que se utilice el máximo potencial de la inteligencia colectiva.
Es necesario integrar la creatividad dentro de la estructura empresarial, dentro de la gestión de los RRHH. Porque no sirve cualquier tipo de creatividad, y el trabajador ha de ser consciente de ello. Por eso es necesaria una adecuada formación que ponga las bases de ese pensamiento creativo. La formación no puede ser cerrada ni limitar la potencialidad del trabajador, no puede ser una formación que cercene la potencialidad de cambio, sino que ha de fomentarla.
Esa formación supone sobre todo un conocimiento de la organización y del entorno, una base desde la que desarrollar la creatividad desde un entorno de libertad. No existe creatividad sin libertad, si ponemos límites imponemos normas y éstas son útiles sólo si son abiertas, si pueden ser superadas para evolucionar y mejorar.
No hay creatividad sin libertad, como no la hay sin responsabilidad. Porque la creatividad también ha de ser consciente, sabedora de sus fines y objetivos, de su enfoque y de las consecuecias de sus errores para una mejor superación de los mismos.
No podemos olvidar la naturaleza de un entorno tan dinámico e inestable como un hotel, donde el resultado no esta siempre en nuestras manos. Debemos aprender a gestionar la inestabilidad y el cambio, y aprovechar el potencial creativo de los trabajadores.
Lo malo es que eso no es bueno para un hotel... ni para nosotros, seamos trabajadores o directivos. No es bueno para nadie.
Hay dos conceptos que producen escalofríos al personal y dirección de un hotel: innovación y creatividad. Ambos son conceptos que remiten a ideas como "inestabilidad", "cambio" o "crisis", todas ellas consideradas ideas malditas dentro de una organización estable como es un hotel. Pero de hecho un hotel no es una organización estable, sino todo lo contrario. Como no lo es la industria turística en general.
Innovación y creatividad forman parte de los sistemas de gestión de un hotel aunque nosotros no lo queramos. Comprender el permanente estado de cambio e inestabilidad de la organización favorece una gestión más acorde con su naturaleza.
El término "innovación" está más identificado con la organización en su conjunto, con la gestión global de la empresa. Ahora nos interesa sobre todo hablar de la creatividad.
Como ya he dicho, la creatividad es un término infravalorado en la empresa turística. Ha habido dos máximas que han maniatado la evolución de la gestión hotelera: "El cliente siempre tiene razón" y "Al cliente no le gustan las sorpresas". La primera es directamente falsa mientras que la segunda es una verdad relativa.
Al cliente no le gustan las sorpresas según y cómo. Está claro que no le gusta que le sorprendan cada día con un cambio horario de la entrada al comedor, pero seguro que no le importa que le sorprendan con una mejora en el servicio que ayer no había.
La creatividad es aquella actitud con la que el trabajador enfoca su tarea de modo que le permite buscar y proponer mejoras constantes en su trabajo. Es la búsqueda de lo nuevo, de la evolución. Tener una plantilla creativa supone vivir un brainstorming permanente, con un aluvión de ideas tal que se utilice el máximo potencial de la inteligencia colectiva.
Es necesario integrar la creatividad dentro de la estructura empresarial, dentro de la gestión de los RRHH. Porque no sirve cualquier tipo de creatividad, y el trabajador ha de ser consciente de ello. Por eso es necesaria una adecuada formación que ponga las bases de ese pensamiento creativo. La formación no puede ser cerrada ni limitar la potencialidad del trabajador, no puede ser una formación que cercene la potencialidad de cambio, sino que ha de fomentarla.
Esa formación supone sobre todo un conocimiento de la organización y del entorno, una base desde la que desarrollar la creatividad desde un entorno de libertad. No existe creatividad sin libertad, si ponemos límites imponemos normas y éstas son útiles sólo si son abiertas, si pueden ser superadas para evolucionar y mejorar.
No hay creatividad sin libertad, como no la hay sin responsabilidad. Porque la creatividad también ha de ser consciente, sabedora de sus fines y objetivos, de su enfoque y de las consecuecias de sus errores para una mejor superación de los mismos.
No podemos olvidar la naturaleza de un entorno tan dinámico e inestable como un hotel, donde el resultado no esta siempre en nuestras manos. Debemos aprender a gestionar la inestabilidad y el cambio, y aprovechar el potencial creativo de los trabajadores.
Etiquetas: creatividad, formacion, libertad, responsabilidad, RRHH
1 comentarios:
Te invito a mi blog .... trata básicamente sobre innovación y gestión del conocimiento, es mi especialidad. Un abrazo, Roberto Carballo. Aldebaran Innovation. http://www.robertocarballo.com/
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio