martes, abril 22, 2008

El objetivo de las organizaciones es la mejora continua

O al menos uno de sus objetivos, y no de los mas nimios. Siempre he creído que la perfección no existe y que la calidad, supuesto El Dorado de la mejora, no es un estado sino un camino, un proceso continuo e infinito. Ante este hecho una organización tiene dos posibilidades, o permanecer estática dedicando esfuerzos a otros objetivos y ninguno a la mejora, o comprender que sin evolución positiva hay atrofia y comenzar a andar.

Cuando hablo de organizaciones no me refiero sólo a las económicas, a las empresas, que también, sino que meto en el saco toda asociación de personas que busque unos fines determinados, como un ayuntamiento.

Yo vivo en un pueblo pegado a Benidorm en el que tras las últimas elecciones municipales hubo un cambio de partido en el poder. Corre ahora el rumor, bastante insistente por cierto, de que el nuevo equipo de gobierno va a defenestrar a todos aquellos trabajadores interinos que fueran declarados simpatizantes del partido saliente, una auténtica caza de brujas, vamos.

Son muy curiosas estas actitudes por varios motivos. En primer lugar por la concepción que tienen los partidos del poder municipal (dejémoslo de momento en municipal porque si subimos de nivel llegamos a la locura). Parece que el acceso al gobierno es una especie de cheque en blanco en el que muchas de las actuaciones son en clave de partido y no de eficiencia ni de beneficio local. A los trabajadores se les mira antes el carné de partido que la competencia.

Por otro lado supone una continuidad de la clave política. Quiero decir con esto que creo que los partidos, todos los partidos, deberían distinguir claramente dónde empieza y termina la fase política y donde empieza y termina la fase de gestión.

Por último, yo siempre he tenido mis dudas de la bondad del trabajo fijo, de la plaza en propiedad del funcionario (o cualquier otro puesto de trabajo). En este contexto el interino es el trabajador en riesgo, el que "debe algo", el que ha de demostrar su valía no sólo desde un punto de vista técnico, sino también político. Ha de "portarse bien".

Al final lo que queda de manifiesto es que un ayuntamiento no es una organización que tenga entre sus objetivos la mejora continua, sino que ésta queda supeditada a otros intereses espúreos.

Esto no tendría más importancia de la que tiene, que es mucha en sí misma, si no fuera por el elevado peso que tiene la administración y lo público en la vida en general y el ámbito económico en particular. Un destino turístico no es nada si no recibe el impulso municipal. Pensemos por un momento la cantidad de oportunidades que pueden estar perdiendo los destinos y empresas turísticas sólo por el mal funcionamiento del agente público del destino.

La mejora continua de un ayuntamiento no es una opción, es una obligación que debiera ser exigida por los ciudadanos, más allá de sus propias preferencias partidistas.

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lunes, septiembre 25, 2006

Creerse un destino


Al inicio de este verano apareció en un periódico local de Santa Pola una noticia con el siguiente titular "Cuatro parejas viajarán a Benidorm gracias al Mercado Central", es posible que esas cuatro parejas estuvieran muy contentas por su viaje a Benidorm pero yo me pregunto ¿a quién se le ha ocurrido semejante desproposito?. Santa Pola es un destino de sol y playa a una hora de viaje de Benidorm, en esencia son destinos que compiten entre sí, ofrecer un premio como el descrito es mandar el mensaje de que Benidorm es mejor destino que Santa Pola. Lo fundamental para que un destino funcione es, principalmente, que sus habitantes se lo crean, que apuesten firmemente por ello y vendan su destino como el mejor. Todo lo que se desarrolla en un destino, todo lo que acontece define la personalidad de ese destino y manda mensajes a los posibles visitantes. Todo aquel que haya leído la noticia y que tuviera dudas sabrá ahora que es mejor ir a Benidorm que a Santa Pola.
Benidorm es un destino fuerte porque su población ha sabido desde siempre, bien guiada por sus políticos, que el futuro está en el turismo. Santa Pola está en la encrucijada de definir su modelo, de despegarse de la construcción como principal actividad económica y decidir si continua con el turismo residencial o apuesta firmemente por el turismo reglado y de hoteles. Y necesita una buena planificación por parte de las instituciones públicas para que no pasen estas cosas, y una apuesta firme por el turismo para que la población encauce sus energías hacia su propio desarrollo como destino.

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