jueves, agosto 30, 2007

De lenguas, políticos y turistas.

Aparece en Hosteltur una noticia que creo no se le ha dado la importancia que merece. La noticia dice: Empresarios de Baleares rechazan la ley del uso del catalán en los comercios por ser negativa para el sector.
Esto de las lenguas y su importancia turística tiene su aquel. Y desde varios puntos de vista.
Hay por ejemplo en Benidorm, y en otros lugares como Mallorca, zonas donde no se habla la lengua local (llámese castellano, catalán, mallorquín o zulú), sino que sólo se habla el idioma del cliente (inglés, alemán...). Así, si un nativo entra en un bar allí situado no encuentra ningún camarero que hable su idioma. ¡Qué desfachatez! ¡a mí la guardia civil!, gritan algunos mostrando la campanilla de sus gargantas, ¡que les obliguen a hablar en castellano que para eso están en España!.
Tranquilidad hermanos, que haya paz. Analicemos brevemente la situación. Estamos en una democracia (lo dice la Constitución, que no lo digo yo) y en un sistema de mercado (eso lo decimos todos) en el que reina la ley de la oferta y la demanda. En esas que llega un empresario británico, por ejemplo, y monta en Benidorm un pub, que no un bar. Al elegir a los camareros los elige británicos, porque es libre para hacerlo y lo decide así, sin preocuparse de que hablen o dejen de hablar en español. Tambien tiene espectáculo todas las noches y todos los artistas son británicos (humoristas, cantantes, magos, strippers...). En ese pub nadie habla castellano.
Ese empresario ha definido su negocio como ha querido y sabe que esa definición le atraerá un tipo de clientes y no otros, ha hecho una clara segmentación basándose en la nacionalidad. Limita su mercado a los británicos, pero está en su derecho de hacerlo, como los demás de no entrar.
Desde el punto de vista empresarial es una decisión incontestable.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando entra la política?. Que la cagamos (y perdonen la expresión).
Las pretensiones de organizar y regular las formas de expresión nunca han funcionado. A mí nunca me han gustado expresiones como "normalización linguística" o "inmersión linguística". ¿Es que no soy normal por hablar castellano en Valencia? ¿es que no es normal un británico que habla inglés en Benidorm? parece que no. Son expresiones que siempre me han parecido totalitarias. Y a veces el significante es muy indicativo de las intenciones del creador del significado.
El turismo no puede regirse por políticas localistas, ¿quieren regular las lenguas de los comerciantes? que hablen inglés, alemán, francés, chino, les va a ser más útil.

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miércoles, agosto 29, 2007

El concepto de calidad.

La red social Turismo 2.0 está cogiendo la velocidad de crucero despues de un paréntesis vacacional en el que hemos ido caminando despacio.

Donde más se está notando es, aparte de en el creciente número de miembros, en los debates que se van generando y creciendo con las interesantísimas aportaciones de sus participantes.


Me gustaría resaltar uno, ¿Qué es la calidad?, en el que sus participantes están aportando interesantísimas opiniones de las que esperamos sacar conclusiones en breve.
Os animo a apuntaros a la red y a sus muchos grupos de debate.

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lunes, agosto 27, 2007

Expectativas de calidad de los once clanes viajeros.

Isaac Vidal publicó recientemente un magnífico artículo en el que definía 11 clanes viajeros. Tras leer el artículo comprendí que el mismo debía ser el inicio de otros que, teniendo como base aquel, lo desarrollaran para crear en torno un corpus del que la comunidad turística pudiera hacer uso.
Es cierto, como bien señala Isaac, que todas las listas o divisiones son inexactas pues nadie pertenece a una única categoría y, posiblemente, todas las categorías no son capaces de aprehender la realidad en su totalidad.

Ni que decir tiene que este artículo peca de lo mismo e incluso de las manifiestas deficiencias intelectuales de quien esto escribe, pero si hay algo que sí pretende es incitar al debate y al desarrollo de teorías útiles para la industria turística.

Entiéndase por tanto este artículo no como una llegada, sino como un punto de partida a partir del cual comenzar la discusión.

Trato de reflejar, basándome en los 11 clanes de Isaac Vidal, qué tipo de calidad o servicio de calidad esperará cada clan dependiendo de sus características.


Descubridores.

Este tipo de viajero busca sobre todo la autenticidad de la experiencia y lo interpreta todo desde este prisma. Es por eso por lo que la calidad es identificada con la autenticidad. Esta es entendida como una mayor identificación de las tradiciones, culturas e idiosincrasias locales con los actos de servicio y de atención al cliente.
Lo que no perdonarían en un servicio del “1er mundo” lo aceptan si posee esa pátina de autenticidad.
En ocasiones hasta ciertas incomodidades o disfunciones son bien recibidas puesto que suponen el pago del “descubrimiento” del nuevo destino.


Aprendices activos.

Para ellos lo fundamental son las experiencias vividas por lo que la calidad ha de estar encaminada a facilitar esa experiencia. El servicio recibido ha de ser una verdadera intendencia de esa actividad o actividades que son el objeto de su viaje.
Taxis para los museos, for-fait para esquiar, clases de surf, todo entra dentro de un servicio de calidad.
El aprendiz activo está de vacaciones para experimentar y en eso quiere gastar su tiempo. La calidad existe cuando le facilita y optimiza ese disfrute.


Fanáticos.

La calidad recibida no sólo ha de facilitar el disfrute de su especialidad, sino que ha de reconocer su maestría en ese campo. Agradecen un trato diferencial en cuanto que practicantes de una actividad determinada y a la que consagran su estancia.
Toda la calidad ha de girar en torno a su actividad, dejando en un segundo término aspectos más “triviales” (alojamiento o manutención) y que no son el objeto del viaje.
En ocasiones se desplazan en grupos por lo que el concepto de calidad se ha de disgregar diferenciando una atención grupal y una individual y personalizada.


Aspirantes.

Buscan en la calidad y en el servicio una autoafirmación de lo que quieren ser. Establecen barreras con el servicio para situarse, según ellos, en un plano superior del que no disfrutan en su vida cotidiana.
La calidad ha de ser máxima porque esta alta exigencia es otra forma de posicionamiento social. Muy exigentes no suelen condescender con los errores pues ven en ellos un menoscabo a su status dentro del destino.


Concienciados.

El mejor servicio es el que no existe, la auténtica calidad es la que sirve a los demás. Para este tipo de turistas el resultado es el objetivo, no importa que no exista una calidad de servicio o de instalaciones si el fin buscado tiene éxito.
La calidad de servicio, y la calidad en general, han de estar subordinadas al fin último, por lo que este tipo de turistas aceptan cualquier incomodidad siempre que justifique una mayor eficacia en la “misión”.
El turismo de religión puede en cambio abarcar un abanico más amplio de exigencias, pasando desde los que enfocan todo el viaje a un fin eucarístico a los que buscan además un disfrute más exigente desde el punto de vista material.


Sociales.

La calidad buscada por la tribu social es heterogénea dependiendo de cada subclan.
Los singles y los friendly ven en todo el destino una posibilidad de relación, por lo que buscan un trato cercano. No levantan barreras entre ellos y los trabajadores y entiendes la calidad como trato cálido, amigable, accesible. Gustan del tuteo y su predisposición a la interrelación les confiere un carácter positivo capaz de perdonar posibles desajustes de calidad en el servicio.
Los return buscan sobre todo la identidad entre memoria y realidad. No quieren que los servicios recibidos sean un estorbo para su retorno a los orígenes. Muchos se alojan con familiares, otros utilizan nuevas infraestructuras del destino con un cierto orgullo por el cambio a mejor.


Well-being.

Los well-being buscan sobre todo el resultado, por lo que todo el servicio y la calidad recibida han de estar encaminados a ese fin. No es tanto un turismo de experiencias como de consecuencias por lo que son capaces de aceptar un servicio “incómodo” si entienden que es consecuente con el fin buscado.
Gustan del trato personalizado y de programas creados “expresamente para ellos”, que los individualicen de modo que se sientan seguros en cuanto a los resultados que van a conseguir.


Hedonistas.

Para ellos lo importante no es el resultado, sino el disfrute, por lo que la calidad ha de estar encaminada a ese disfrute permanente. Para ellos el servicio forma parte de ese hedonismo.
Los hedonistas de menor poder adquisitivo tienden a ser muy exigentes. Saben que no pueden optar a las marcas reinas, pero no por eso renuncian a su grado de placer.
El problema es que cada persona entiende el hedonismo de un modo diferente por lo que el trato personalizado es fundamental.



Aventureros.

En cierto modo exigen una calidad y un servicio semejante al de los descubridores. Su principal objetivo es el disfrute de una experiencia que el servicio ha de facilitar. Piden un tratamiento y un reconocimiento especiales por las experiencias que están dispuestos a vivir.
El servicio ha de facilitar su objetivo y su experiencia de modo que la calidad es buena si es útil. Tienen una concepción de la calidad enfocada al resultado.
La búsqueda de seguridad y confort les hace ver el hotel como el lugar de “descanso del guerrero”, por lo que también piden un servicio de atención personalizada, de “cuidados”.


Business.

Exigen sobre todo profesionalidad y eficacia, más que proximidad en el trato. Para ellos los servicios complementarios (proyectores, salas de reuniones, Internet, wifi…) son servicios básicos.
Este tipo de viajeros sufren una suerte de viaje esquizofrénico. Por un lado representan al viajero de negocios, que busca la practicidad, la eficiencia, el control del tiempo y del resultado. Por otro cada uno de estos viajeros pertenecen a uno de los otros clanes, por lo que sus exigencias pueden ser distintas en caso de estar “fuera de servicio”.
Son importantes los servicios de disfrute personal, sobre todo aquellos que liberen del estrés de las negociaciones y de la lucha empresarial.


VIP.

Todo ha de ser perfecto, el trato ha de ser personalizado y el viajero ha de sentir que es el más importante.
Los nuevos VIP buscan un reconocimiento público de su status, por lo que suelen buscar aquello que es reconocido por todos como lujo, lo que no deja de ser una manera de seguir tendencia. Muy exigentes no perdonan un error. Si reciben calidad no lo agradecen porque sienten que les pertenece, si no la reciben la exigen con mucha publicidad.
Los VIP “de cuna” saben lo que quieren y lo piden, pero no buscan autoafirmación porque ya la tienen. Son muy exigentes y también buscan la personalización. Para ellos la calidad sólo tiene un nombre: excelencia. El servicio no es de calidad porque les atienda a ellos, sino porque no conciben que sea de otro modo.

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viernes, agosto 24, 2007

Poder y debilidad.

Robert Kagan es un politólogo estadounidense, antiguo integrante del grupo neoconservador que ha derivado hacia posiciones menos dogmáticas. Tiene un libro llamado Poder y Debilidad, Europa y Estados Unidos en el Nuevo Orden Mundial.En él propone la teoría de que Europa y EEUU difieren en su visión del mundo. Así EEUU entiende el mundo como relaciones de poder, desde una cosmovisión hobbesiana en la que la fuerza ocupa un lugar fundamental. Por otro lado, para Europa el mundo está gobernado por las normas de la negociación y la cooperación, donde las leyes rigen las relaciones entre las naciones y la fuerza ocupa un lugar residual a evitar.
El problema es que, según Kagan, para que Europa haya podido llegar a esa forma de entender el mundo ha tenido que tener detrás a EEUU cubriéndole las espaldas y protegiéndola con su poder frente a otras naciones "de poder" como la URSS.

Se puede hablar de poder duro (EEUU) y poder blando (Europa), aunque algunos autores le dan a estos terminos algunas matizaciones.
Pero a nosotros, lo que nos interesa es su traslado al mundo de la empresa. Una empresa de poder duro o de poder, a secas, es aquella cuya organización está orientada al W2L, donde las ganancias se proyectan a corto plazo y los objetivos han de ser inmediatos, son empresas dinámicas, preparadas para aprovechar la más mínima oportunidad del mercado para adquirir una ventaja.
Las empresas de poder blando o de debilidad están orientadas al W2W, buscan la ganancia mutua y no pretenden el corto plazo, sino relaciones duraderas y mantenidas en el tiempo, son empresas que conocen muy bien el mercado y que predicen futuros movimientos del mismo anticipándose mediante proyecciones en el tiempo.
Tal vez habría muchas discusiones para decidir qué tipo de empresa es la idonea en la industria turística. Personalmente creo que es fundamental conocer el mercado, establecer una estrategia W2W como base y filosofía sobre la que construir la empresa y ser capaz de predecir futuros escenarios. Las empresas turísticas, sobre todo los hoteles o las compañías aereas, son empresas que necesitan una fuerte inversión en inmobilizado y bienes de equipo, su capacidad de respuesta a los cambios del mercado es lenta y tienen una fuerte dependencia de factores externos.
Sin embargo la caracterización de las mismas es la de una empresa de poder duro, con estrategias W2L y objetivos a corto plazo, sin proyección de escenarios futuros y con un conocimiento muy limitado del mercado.
Esta aparente contradicción deberia hacer reflexionar a más de uno. Apuesto pincho de tortilla y caña a que nadie se da por aludido.
Pero por supuesto, siempre puedo estar equivocado. No sería la primera vez ni será la última.

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jueves, agosto 23, 2007

Por un turismo humano. Declaración de principios.

De un tiempo a esta parte se están produciendo muchos cambios dentro del mundo turístico, incluida su dimensión en Internet. La nueva realidad 2.0 ha supuesto una redefinición de las estructuras estableciendo nuevas relaciones de poder de modo que los clientes han adquirido mayor protagonismo en la confección del producto y en la configuración de los canales de distribución.
No hay más que ver los blogs sobre turismo para estar al día de estos hechos. Pero también, cuando leemos estos mismos blogs vemos que los cambios parecen que se están centrando en aspectos de intermediación, de venta o de posicionamiento en buscadores. Internet está evolucionando desde el instrumento al objeto de la instrumentalización. Internet ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin.
Las nuevas realidades tecnológicas están configurando un nuevo tipo de negocio en el que las distancias se acortan, la información es abundante y los competidores aumentan. Es necesario posicionarse, venderse mejor, ser visible para que el cliente que “pase por allí” nos vea y se interese por nosotros. Es necesario crear una nueva forma de vender. Y parece que todos los esfuerzos se centran en ello.
Sin embargo uno tiene la sensación de que olvidamos algo fundamental: el turismo es una creación de los humanos, para los humanos y por los humanos. No importa lo sofisticada que haya sido la estrategia de venta, o lo complicado del plan estratégico, no importa que nuestra página tenga un alto grado de conversión o que nuestro posicionamiento en buscadores haya sido óptimo, al final el turismo es la sonrisa del camarero al servir el café o el error del recepcionista al efectuar el check in o la magnífica comida que sirven en el hotel.
El turismo es mirarse a los ojos, es una relación personal, humana. Y ahí no vales tecnologías, sino que sólo vale la transpiración, el feeling, la improvisación, el matiz.
Nos olvidamos de que el turismo lo hacen las personas cuando se relacionan cara a cara, todo lo demás son preliminares, fundamentales sin duda, pero que no son las experiencias que van a quedar en el recuerdo del viajero.

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miércoles, agosto 22, 2007

Hola.

Tengo una mala noticia... he vuelto. Se acabaron las vacaciones, la vagancia, el dolce far niente. A currar. Y con ganas.
Hay nuevas ideas, nuevos enfoques, la cabeza está en su sitio (bueno, más o menos) y el objetivo centrado.
Trataremos de ser más rigurosos y profundos en los artículos y de mejorar la imagen del blog (que nadie espere milagros en esto último).
En fin, que he vuelto a casa y ahora a trabajar.
Teneis las puertas abiertas. No las cerreis, me gusta que entre corriente.

viernes, agosto 10, 2007

Vacaciones reflexivas.


Todo el mundo está de vacaciones, España está medio cerrada, pero ahora la segunda industria del pais funciona a tope.
Yo voy a seguir el ejemplo de la primera mitad y durante un tiempo me voy a tomar un periodo de reflexión vacacional. Ha sido un año un poco duro donde han pasado muchas cosas, unas buenas y otras malas (o menos buenas como dicen los cursis). Toca replantearse muchas cosas y qué mejor época que esta, cuando el país va caminando despacio.
Supongo que nos volveremos a ver en unas semanas... o no.
Sed buenos.

jueves, agosto 09, 2007

"Inteligencia" de mercados.


Una pregunta "inocente" que, supongo, nos habremos hecho todos y a la que todos tendremos respuesta, ¿o no?.

¿Por qué visitan tantos turistas nuestro país? ¿por el clima? ¿por el paisaje? ¿por el servicio? ¿por la cultura? ¿por el trato? ¿por qué?.

miércoles, agosto 08, 2007

El valor reside en el conocimiento.

Siempre he defendido que un primer paso y fundamental para confeccionar una adecuada plantilla en un hotel es un adecuado proceso de selección. Definir el puesto, sus funciones, los requisitos que se buscan en el candidato... ayudan a acertar en la elección final. Esto ahora no es así, muy al contrario se va a salto de mata, improvisando, y con el déficit de trabajadores en el sector más.
Sin embargo, considero que esta "técnica" de improvisar, de reducir costos en el proceso de selección es un error. En primer lugar porque no asegura la elección del candidato idoneo, en segundo lugar porque lo que ahorra el hotel en costes de selección lo gasta en costes de formación o "rodaje" previo del nuevo trabajador y tercero porque no asegura que el candidato aporte conocimiento a la organización.
Hoy en día, si se pregunta a cualquier empresario, dirá que está a favor de que sus empleados aporten valor a la empresa, que el saber de sus trabajadores es un activo fundamental de la organización. Lo dirá, pero no lo demostrará.
La importancia del conocimiento es hoy en día tal que hasta en los procesos de selección se ha comenzado a dar menos importancia a los títulos y más al saber. No importa cómo se obtuvo el conocimiento, lo esencial es poseerlo. La tradicional "titulitis" que parecen padecer todas las empresas está dejando paso a procesos más lógicos y realistas en los que el candidato no ha de fundamentar la defensa de sí mismo en los títulos que tiene, sino en las aptitudes y conociminetos que supuestamente ha adquirido con estos y con su experiencia laboral y, por qué no, con sus lecturas y estudios privados.
Sistemas de evaluación como In-Tray están permitiendo a las empresas adecuar todo lo posible las exigencias del puesto al candidato.
El conocimiento de una empresa es el agregado del conocimiento de todos sus miembros, dirigidos e incentivados por una dirección que ha de comprender que no está ahí para ordenar, sino para dirigir.

martes, agosto 07, 2007

Edreams se apunta a Twitter

Leo en Diario del Viajero que Edreams se ha apuntado a Twitter. Como dicen en Edreams y recoge el Diario: "La idea es utilizar el concepto de Twitter que es la inmediatez para poder informar al instante de lo que se cuece en ese momento. Por ello, hemos decidido que Twitter será uno de nuestros primeros canales para informar de las ofertas de última hora, las de ese instante. No todo el mundo puede acceder a eDreams cuando realmente sale una oferta de última hora o exclusiva, y por ello nosotros vamos a facilitarle el trabajo al usuario y darle valor añadido con justamente esos Dreamazos (=ofertas) y otras muchas ventajas como cupones descuento o regalos exclusivos para todos nuestros “followers” Twitter."
Ya dijimos en una ocasión que Twitter era una herramienta con muchas posibilidades y que una de las fundamentales era la transmisión de información inmediata, con la ventaja que tiene la bidireccionalidad de Twitter. Para empresas como Edreams, que utilizan las ofertas puntuales o de última hora puede ser una aplicación muy interesante.
Si duda nos acercamos cada vez más a la inmediatez en la comunicación por internet.

lunes, agosto 06, 2007

El grupo Turismo 2.0 se hace mayor.


Supongo que muchos conocereis el grupo Turismo 2.0, creado hace unos meses por Albert Barra con gran éxito de crítica y público y en el que tenía (y tengo) el honor de ser uno de los administradores. Este primer grupo no era sino una cuenta de correo a la que se agregaban los temas y los mensajes creando una especie de cajón de sastre un poco confuso y poco operativo.
Pues bien, esto ha cambiado, sobre todo gracias al trabajo de Albert y Edu que se han partido el pecho currando para que naciera la nueva criatura, el nuevo grupo Turismo 2.0. Una auténtica red social, más operativo, más estético, más interesante y más configurable a los gustos de cada uno.
No se os ocurra dejar de visitarlo. En una semana ya somos más de 100.
Creedme, estamos construyendo algo grande.

viernes, agosto 03, 2007

El círculo de emociones.

Hay dos afirmaciones que de tanto repetirlas han adquirido la categoría de verdad: “el turismo es una industria de emociones” y “para analizar un fenómeno lo mejor es dividirlo en partes más pequeñas”. Estas dos afirmaciones, con las que estoy completamente de acuerdo, me llevan a ver qué resulta si las unimos y analizamos las emociones que se crea en una relación turística entre sus distintos actores.
Porque es cierto que el turismo es hoy una industria que se basa en las emociones, pero también lo es que estas cambian según va cambiando la relación del viajero con su entorno.
Si partimos del principio, que es el mejor lugar desde el que empezar un viaje, tenemos a un futuro viajero soñando con su viaje perfecto. Todavía no ha empezado a planificarlo, pero ya ha tomado la decisión de hacerlo. Entre sus ensoñaciones se cuelan una serie de emociones imaginadas que tienen su principio y fin en el propio viajero y su entorno más inmediato. En este caso las emociones son perfectas porque son las ideales, las que genera un viaje único en el que todos los elementos se coordinan en la mente del viajero según sus deseos más profundos. El viaje en sí, el hotel, el servicio, el destino, los paisajes, la diversión, todo se construye para que las emociones fluyan en la imaginación… y generen la necesidad de encontrarlas en la realidad.
Entonces el viajero comienza a planificar. Busca el destino, se informa de los hoteles, lee en páginas sociales y, lo que es más importante, contacta con intermediarios. Cuando hablamos de intermediarios no nos referimos sólo a agencias de viajes o tour operadores, que también, sino más bien a “intermediarios emocionales”, todos aquellos agentes que forman parte de la industria y ayudan a construir la emoción prometida al viajero. Hoteles, agencias de viajes, líneas aéreas… todos prometen un servicio determinado, todos prometen un determinado disfrute y, por tanto, una serie de emociones que el viajero puede creer más o menos, pero que sin duda influyen en él cuando decide comprar una estancia. El problema de este tipo de emociones prometidas es que son exógenas, su diseño no parte del propio viajero, que es sin duda quien mejor se conoce a sí mismo, por lo que los intermediarios prometen no lo que el viajero desea, sino lo que ellos creen que el viajero desea. Este desajuste se acentúa por la necesidad de producir unos servicios estandarizados para aprovechar en lo posible la economía de escala que pueda generar, olvidando en muchos casos la personalización del servicio y de las emociones.
Entonces nos encontramos con un viajero que ha partido de unas emociones imaginadas, se ha informado y ha recibido una serie de emociones prometidas, de modo que se sitúa en un estado en el que dominan las emociones esperadas, es decir, aquellas generadas por el deseo primero y las promesas posteriores. Estamos ya en una posición de contacto con la realidad, cercanos al disfrute de esas emociones, situación en la que lo ideal sería que las emociones imaginadas y las esperadas se parecieran todo lo posible. Un claro alejamiento de unas y otras supone un fallo en la estrategia y gestión del destino, pues supone que no se conoce lo suficientemente bien al cliente y no se dispone de un producto adecuado para él.
El cliente tiene entonces unas expectativas y es con esas expectativas con las que llega al destino para disfrutar de las emociones ofrecidas, es decir aquellas que en verdad el destino y sus agentes pueden generar en el cliente. En este momento las emociones que el cliente experimenta dependen de la capacidad del destino y de su conocimiento del cliente. Previsiblemente el destino ha estudiado anteriormente al visitante y trata ahora de adecuar todo lo posible las emociones que este espera con su capacidad para generarlas. Se espera que el destino haya tenido la honestidad suficiente para no haber prometido más de lo que puede ofrecer.
El viajero disfruta sus vacaciones en el destino, lo que genera una serie de emociones, no necesariamente idénticas a las ofrecidas, que a su vez son el origen de un poso que queda en el propio viajero como emociones recordadas. Estas son las que definirán al destino como bueno o malo, no las esperadas ni las disfrutadas. Estas emociones recordadas son el producto final que se lleva el cliente y las que van a determinar hasta qué punto desea volver al destino o recomendarlo.
Surgen entonces las emociones transmitidas. El viajero actúa como prescriptor, y así refleja sus impresiones y emociones sobre el destino. No han de ser necesariamente idénticas a las recordadas ya que puede estar influido por el entorno e incluso actuar por motivos espurios. Lo que si es cierto es que estas emociones transmitidas alimentan, para bien o para mal, las emociones imaginadas de otros posibles viajeros completando el círculo y ampliando la red viral del boca-oreja.
Como se ve parece necesaria una adecuada gestión de las emociones, que ha de partir de una correcta información e inteligencia de mercados. Según en qué fase de la relación actuemos con el cliente debemos incidir en unos parámetros u otros, sin olvidar que lo ideal es acercar lo máximo posible las emociones recordadas (y transmitidas) a las imaginadas.

jueves, agosto 02, 2007

Isaac Vidal, Ese hombre.

Este es otro artículo escrito a cuatro manos junto a Albert Barra, y tiene la intención de ser un homenaje aunque reivindicativo por el cariño que tenemos a nuestro compañero, blogger y amigo Isaac Vidal.


Nuestro amigo Isaac, gran persona sobre todas las cosas, y gran profesional. Profundo conocedor del sector turístico y experto en Marketing de Destinos Turísticos nos deleita día a día con su sabiduría, sus profundos conocimientos y sus inquietudes hacia un sector más competitivo.
Hasta aquí la parte de homenaje a nuestro amigo Isaac. Pero un amigo no sería tal si no tuviéramos la libertad de reivindicar una vez más lo que tantas veces hemos comentado tanto en persona como en su blog.
Y es que nuestro amigo Isaac, a pesar de las numerosas críticas, sigue manteniendo la más horrorosa de las fotografías vistas en internet, como sello identificativo. Debemos decir que esta fotografía, fruto del autoretrato de una mano temblorosa junto a un teléfono móvil de mala calidad, no hace justicia a lo que esperamos de nuestro entrañable amigo.
Y no es por que Isaac no tenga otras fotografías, pues en su otro blog lo vemos fotografiado en numerosas ocasiones en su hábitat natural, bajo el agua. Claro está que el entorno no le favorece y tal vez no le interese mostrarse públicamente como un devorador de peces, que visto lo visto, seguro que lo es.


Por eso entendemos que siga prefiriendo el autorretrato cutre a las fotos acuáticas.
¿Que podemos esperar de una persona que viaja en tren sentado en el suelo haciéndose fotografías a si mismo? ¿Que opinarán los pobres turistas viéndolo vestido de esa guisa en semejante actitud?


Isaac, de verdad, no somos expertos en la materia, pero podríamos incluso afirmar que estás de buen ver. Ninguna de estas fotos te hace justicia. Pero te queremos y nos vemos en la obligación de decírtelo públicamente.
Piensa en tus hijos que están a punto de nacer. Cuando vayan a la escuela y sus compañeros les digan: "¿vuestro papá es el señor de las fotos?... que fuerte tener un papá así".